El Niño Fidencio. Esta historia mexicana comienza con José de Jesús Fidencio Constantino Síntora, mejor conocido como El Niño Fidencio, fue uno de los curanderos más famosos de México.
Por lo tanto asistieron juntos a la escuela primaria y ayudada en la parroquia del padre el cual era el tío de Enrique. Su declaración se produjo hasta el tercer grado. Desde pequeño fue muy bueno adivinado la suerte de sus compañeros de clase y también de hacer predicciones. Se dice que su desarrollo físico como un hombre nunca fue completo, como siempre estaba bien afeitado, voz aguda y virgen para la vida.
Más tarde, en 1912, dos jóvenes fueron a la ciudad de Morelia, Michoacán, trabajando como una cocina de una familia de ricos. Henry se unió a la lucha armada y Fidencio fue a vivir en Loma Sola, Coahuila, con su hermana Antonia. En 1921, tras años de separación, Fidencio fue a vivir con su amigo Henry de columna vertebral, como cocinera y niñera su hijo Ulises. En este momento, Fidencio comenzó a llamar «padre» a su amigo, se consideró un protector. Es en este año comenzó su carrera como sanador.
Su forma era cura a los pacientes, sin que se sentiría más dolor. Otras veces, llegó con sus pacientes a un charco de barro que estaba en las afueras de la ciudad, donde los dolientes que se zambulleron terminaron completamente curados. El 8 de febrero de 1928, Fidencio sanó al entonces presidente Plutarco Elías Calles de lepra nodular. Esto aumentó su reputación ya bien merecido. Miles y miles de pacientes que acuden a Backbone para ser curados por El Niño Fidencio.