Una de las historias de Pulgarcito cuenta que una pareja de esposos que eran pobres y nada más que simples campesinos, ya habían envejecido y no habían podido concebir ni un solo hijo.
Entonces una noche de invierno alrededor de la chimenea y con el fuego. Mirando a la ventana la mujer vio una estrella fugaz y le dijo a su esposo:
– Espero al menos concebir un hijo pequeño, no importa si es tan pequeño como un pulgar, yo lo amaría.
– Y el esposo respondió: evidentemente cariño, lo amaríamos con todas nuestras fuerzas.
Sin que la señora lo notase, estaba embarazada y 7 meses después dio a luz a un niño tan pequeño que alcanzaba la mitad de un pulgar, tierno y rosado con buena salud pero pequeño.
Un tiempo después el bebé creció y ya era todo un joven, sin embargo ahora solo había alcanzado el tamaño de un dedo pulgar. Al niño le pusieron Pulgarcito por el tamaño.
A pesar que los esposos no se medían cuando le daban de comer al pequeño, éste jamás creció, sin embargo la pareja adoraba a su hijo.
Un día el esposo que se tenía que ir a cortar leña habló en voz alta y pensó cuanta falta le hacía alguien que le ayudara a llevar la carreta para recoger leña. Entonces Pulgarcito le pidió a su madre que al mediodía lo colocara en la oreja del cabello y desde ahí él lo guiaría para llegar al bosque. Aunque al llegar al bosque, Pulgarcito no se había dado cuenta, pero dos hombres se escondían planeando comprarlo para ganar dinero con el circo.
Pulgarcito convenció a su padre de venderlo y que luego regresaría a casa. El pequeño Pulgarcito se fue, vivió aventuras y regreso a casa en el estómago de un lobo.