Había una ve un mercader muy rico, sin embargo después de que toda su fortuna se gastase en los zapatos y vestidos de sus hijas, terminó con poco dinero en las manos, siendo esta la razón por la cual al hombre no le quedo de otra más que trabajar cada vez y más duro.
Pues ahora sus hijas tenían que remendar sus vestidos y encargarse de los quehaceres de la casa. Las dos mayores aceptaban la situación pero con desavenencia, mientras que la última se adaptaba muy bien a la situación, ella se llamaba Bella y era más sencilla y hermosa.
Un día que el mercader se disponía a emprender otro de sus viajes, fue entonces que su hija le pidió que por favor le trajese una rosa de recuerdo y nada más.
Una fuerte tormenta de nieve tumbó al mercader de su caballo, lastimando a ambos, entonces al hombre no le quedo de otra que ir en búsqueda de un lugar donde quedarse a dormir.
El mercader llega hasta un castillo encantado, pues sin importar que no hubiese nadie, cada una de las puertas se abría y cerraban.
El mercader comió y bebió todo lo que pudo y sin remordimiento alguno, hasta que cuando llegó la mañana y llegó al comedor para poder comer, fue entonces que tomó la rosa que se encontraba en el centro de la mesa para Bella
Al ver esto, la Bestia se sintió ofendido y le perdonaría la vida al hombre, solo si llevaba a su hija Bella a su castillo, para lo cual le dio un anillo que con solo tres vueltas la llevaría hasta el castillo de manera inmediata.
Bella hiso lo que su padre le pidió, al poco tiempo Bella se enamoró de la bestia y aceptó casarse con él, quien resultó ser un príncipe encantado.
