Jesús sanó a un ciego. Bartimeo era un hombre ciego que siempre estaba sentado en el camino de Jericó.
Clamó una y otra vez para lo escuchará, unas personas le dijeron que se callara y que se quedara quieto pero él siguió gritando. Jesús lo oyó y mando a que lo trajeran. Los discípulos le dijero “levántate, te llama” Bartimeo se levantó y arrojo su capa dirigiéndose a Jesús y éste le pregunto: “¿Qué quieres que haga por ti?”. “Maestro quiero recobrar la vista”, porque él quería observar a los pájaros, árboles y toda la creación de Dios, quería cuidarse el mismo y dejar de ser un mendigo.
Jesús hizo acto y dijo “Te concedo la vista. Tu fe te ha salvado”, inmediatamente él pudo ver y agradeciendo dijo “Dios es maravilloso, me he curado, me ha sanado”, sin duda fue un momento maravilloso para Bartimeo.
Ante el asombro de muchas personas, algunas dieron la alabanza a Dios porque una vez más fueron testigos del maravilloso poder que tiene el hijo de Dios, trayendo la vista a un pobre ciego mendigo.