Almas en pena. Un espectro silencio merodeaba por el campo santo. Tenía mucha hambre, parecía un caníbal que necesitaba
Por eso cada noche merodeaba por el cementerio casando por todos lados buscando un alma joven y perdida que le sirva para saciar su voraz apetito y no podía encontrar el descanso eterno, no aguantaba mas, necesitaba alimentarse de aquella energía.
Cada día hacia lo mismo, vagaba por los lugares donde no hayan sido bendecidos. Buscaba las almas de los recién fallecidos. Se daba su festín y luego volvía a vagar, lamentándose de su destino. La agonía que sentía era indescriptible. Aquellos espectros solo podían visitar sus propias tumbas, no tenían a nadie que lo fuera a visitar a almas perdidas como ellos.
Esas eran las leyes que gobernaban en el cementerio. Algunos de ellos encontraban su destino y partían hacia el más allá, pero otros quedaban vagando por el resto de la eternidad como almas en pena… sin encontrar la paz ni el descanso eterno.