Cuentos largos de terror

El parque abandonado. Marie tenía un pequeño hijo, siempre lo llevaba a jugar al parque de enfrente, el cual era muy bonito donde había muchos niños Cuentos largos de terror

para que jugaran juntos. Pero junto a este parque había otro el cual era un poco tenebroso, no había plantas y nadie iba a él. Un día Marie llevo a su pequeño hijo Jack como todos los fines de semana a jugar en el parque de siempre, con un descuido de Marie, Jack se soltó de su mano, salto la cerca del parque abandonado y fue a jugar a verlo su madre fue rápidamente detrás de él, se asustó muchísimo porque ese lugar tenía un aspecto espeluznante.

Marie encontró jugando a su pequeño hijo en un columpio en el parque abandonado, le dijo que se fueran a jugar al parque de enfrente pero el no quiso, Jack le dijo que estaba esperando a jugar con un amiguito que había encontrado el otro día, y que nadie le gustaba jugar con él, pero que a él caiga muy bien, Marie le dijo que seguramente a su amigo se le había olvidado llegar, Jack él dijo – mami mi amigo está aquí, quien crees que está empujando el columpio- Marie se enojó y le dijo que estaba alucinando y se llevó a su hijo por la fuerza, cuando iban caminando un poste de luz cayó sobre ellos.

Llevaron a Marie al hospital y le dijeron que se recuperaría en unas semanas, pero que lamentablemente tu hijo había muerto. Con el tiempo Marie estaba tan triste que decidió ir a todos los lugares donde había estado su hijo, fue al parque abandonado donde había jugado por última vez, se sentó en una piedra y se quedó observando.
Cuando de pronto vio como los columpios se movían, se asustó mucho, se acertó y vio una nota que decía “Mamá te quiero, no dejes que me lleve, quiero regresar contigo”, Marie se puso histeria y empezó a gritar de dolor porque no podía hacer nada, de pronto la nota desapareció y en su lugar vio otra que decía “Si no hubieses querido quitarme a mi amigo, no hubiera dejado caer el poste sobre ustedes, ahora nadie podrá separarme de Jack”, Marie no podía hacer nada así que salió como loca a la carretera, y sin importarle nada, una camioneta la arrollo… Nunca retes a los espíritus.