La cueva, mi casa, mi lapida. No sabía dónde me encontraba tal vez en una pequeña isla del pacifico, era el sobreviviente de un terrible accidente,
Poco a poco fui haciendo de mi casa, “La cueva” un lugar un poco más acogedor, así fue como pasaron varios días y me resigne a que no me rescatarían nunca, así que decidí vivir como me lo permitiera la isla, hasta que cometí el peor error, buscando comida me acerque al otro lado de la isla, ahí puede observar que habían más humanos, me emocione al verlos porque pensé que serían mi salvación, mas no sabía que no sería de esa forma.
Me acerque poco a poco, y vi una escena horrible, como unos hombres de la aldea le arrebataban su hijo a una mujer y luego lo tiraban a una parrilla, para que se cocinara como un animal, luego lo devoraron como que si fuera un pollo.
Me dio mucho asco y un terrible miedo así que trate de salir sigilosamente porque sabía que estos hombres eran una tribu de caníbales que estaban dispuestos a devorarme, si me atrapaban, pero no fui tan precavido, porque me vieron, me siguieron.
En la noche me encerré en la cueva, mi casa, para borrar de mi mente la escena horrorosa de la cual había sido testigo, pero no puede, cada vez que cerraba mis ojos, los imágenes volvían a mi cabeza, salí de la cueva a tomar un poco de aire, cuando empecé a escuchar unos ruidos, al asomar mi cabeza no podía creer lo que estaba viendo, un montón de ojos me miraban fijamente, eran los caníbales, no podía escapar, me escondí en el fondo de la cueva, pero sabía que este sería el lugar del cual nunca iba a poder salir…