La rosa y el ave. Había una vez en un pueblo donde el invierno era crudo y muy frío, que los animales salvajes a penas y sobrevivían, solo los animales que estaban bajo el cuidado de algún humano y bajo el techo de alguna casa.
Había una joven que era completamente caprichosa, altanera y engreída que buscaba ser siempre complacida con las cosas que se le antojaban.
Sus padres con mucho esfuerzo siempre la satisfacían, sin embargo para ella nunca nada era suficiente ni la satisfacía por completo.
Hasta que un día aparece un pretendiente que se encontraba muy interesado en complacer a la muchacha, sin embargo ella no lo quería, pero había decidido aceptar las pretensiones del muchacho con la única intención de que éste mozuelo al igual que sus padres la complacían a ella en todo lo que se le antojaba.
Cuando todavía se encontraba la presencia del frío en dicha región, solamente se podían encontrar rosas blancas, por lo que la muchacha harta de dichas rosas que su pretendiente le traía, un día decide pedirle que ahora le trajera rosas rojas o el noviazgo se acabaría.
El joven buscó y buscó pero en todo el pueblo no había rosas rojas, así que su ave, a la cual había cuidado desde pequeña, decidió dar la vida por él, para que con su sangre tiñera una rosa roja para su amada y así lo hizo.
Al llevarle la rosa roja, la mujer ya no la quiso, pues ahora deseaba una rosa blanca. Al ver esto el muchacho comprendió que la vida de su ave no había valido la pena por complacer a una chica tan mal agradecida.