Todos saben que las liebres son muy rápidas y que siempre llegan primero a todos
Se encontraba campante una liebre corriendo por los bosques, siempre llegando rápido a todas partes, pero también siendo de lo más engreída, a la liebre le encanta ser tan rápida y se cree mejor que los demás por su velocidad, tanto así que se burlaba de todos los demás animales del bosque porque ninguno era tan rápido como ella, todos los animales se ponían tristes por eso, aunque ellos podían destacarse en otras cosas.
La tortuga estaba cansada de tanta burla y no pensó que podía llegar a ganarle, pero si hay algo que sí sabía es que ella pondría su empeño y su mayor esfuerzo hasta el final y que no se dejaría ganar en ningún momento por la liebre. Se acercó a la muy engreída liebre y le pidió permiso para jugar con ella una carrera para ver quién era más rápida en llegar a la meta, claramente que la liebre no perdía oportunidad de mostrar sus dones y nunca podría rechazar la oferta, por ello aceptó de inmediato.
Se fijó un camino para seguir y ambos animales comenzaron la carrera, tal vez le llevaría todo el día hacer el recorrido a la tortuga, pero lo haría de todas formas. La liebre rápidamente tomó la delantera y le llevó por mucho a la tortuga, tanto le llevó que se dio cuenta que no había forma de que perdiera la carrera y por eso se sentó a dormir al lado de la meta, ya que de pasarla nadie la estaría mirando porque la tortuga estaba demasiado lejos.
La liebre durmió y durmió, pero la tortuga jamás dejó de caminar, cuando la liebre despertó de su profundo sueño, la tortuga ya había ganado la carrera y no podía creerlo de ninguna manera. La liebre se confió y le dejó el camino libre a la tortuga para que gane la carrera aunque le haya llevado todo el día lograrlo. El exceso de confianza nunca es bueno y tampoco es bueno burlarse de las otras personas, estos son algunos de los consejos que nos deja esta moraleja en el bosque.