Había una vez un mercader que tenía tres hijas. Antes de partir a uno de sus viajes, como era costumbre, le preguntó a cada una de sus hijas que era lo que quería que él les trajera de su viaje,
Entonces el mercader emprendió su camino, sin esperarlo, una tormenta de nieve, impedía que su caballo pudiese continuar avanzando, pudo ver una luz a lo lejos, entonces decidió acercarse, al ya encontrarse lo suficientemente cerca, se dio cuenta que se trataba de un enorme y lujoso castillo. El mercader tocó la puerta pero nadie salía, como ésta se encontraba abierta ingresó, al ver deliciosos manjares servidos en la mesa y que nadie salía, comió lo más que pudo en un breve tiempo pues tenía mucha hambre. Al terminar, subió las escaleras buscando a quien viviese ahí, hasta que llegó a una habitación, en la cual el descanso y el sueño lo invitaron a acostarse.
A la maña siguiente a su lado habían colocado una charola llena de fruta y café.
Salió para agradecer el hospedaje, pero no encontraba a nadie, hasta que salió al jardín y al arrancar una rosa para su hija Bella, una enorme Bestia salió, fue entonces que la bestia le hiso prometer que le traería a su hija Bella, a cambio de perdonarle la vida. El mercader partió del castillo y al volver a casa, le contó todo a Bella.
Bella fue llevada al castillo, al pasar tantos días al lado de la Bestia, Bella aceptó en matrimonio a la criatura.
Entonces la Bestia se convirtió en un apuesto y joven príncipe, Bella se quedó enamorada y el príncipe mandó a poner rosas a todo el castillo y esta es la historia de la bella y la bestia.